domingo, 21 de diciembre de 2025

Una Teología Holística del Bautismo y del Derramamiento del Espíritu Santo

Pomba 

João Cruzué

El Bautismo con el Espíritu Santo y el Derramamiento del Espíritu Santo figuran entre los temas más decisivos y, al mismo tiempo, más debatidos de la teología cristiana. Desde el Pentecostés narrado en Hechos 2, la Iglesia comprendió que la vida cristiana no se sostiene únicamente en una doctrina correcta, sino en la acción viva y continua del Espíritu de Dios. Sin embargo, a lo largo de la historia surgieron lecturas distintas: algunas enfatizan el bautismo como una experiencia posterior a la conversión, otras lo identifican con la regeneración, mientras que el derramamiento es visto unas veces como renovación espiritual colectiva y otras como momentos extraordinarios de avivamiento y misión. Las diferencias no derivan solamente de divergencias bíblicas, sino también de contextos históricos, preocupaciones pastorales y métodos hermenéuticos. A continuación, se presenta un análisis profundo del tema en nueve teólogos protestantes representativos y tres católicos, considerando en cada párrafo su comprensión integrada del bautismo y del derramamiento del Espíritu, culminando en una síntesis conclusiva.


PENTECOSTALES


Stanley M. Horton

Stanley Horton entiende el bautismo con el Espíritu Santo como una experiencia distinta y posterior a la conversión, concedida a creyentes ya regenerados con el propósito específico de capacitarlos espiritualmente para el testimonio, la misión y el ejercicio de los dones. Para Horton, esta experiencia encuentra su evidencia inicial en el hablar en lenguas, conforme al patrón recurrente observado en el libro de los Hechos, aunque rechaza cualquier comprensión mecanicista o meramente emocional de esta manifestación. El derramamiento del Espíritu Santo, a su vez, es visto como la intensificación de esta obra en el ámbito comunitario, cuando Dios visita a la Iglesia con renovación de poder, despertamiento espiritual y expansión misionera. Horton enfatiza que el derramamiento no crea una nueva doctrina, sino que reaviva la vida espiritual, renovando el compromiso con la santidad, el servicio y la proclamación del evangelio. Así, bautismo y derramamiento se complementan: el primero capacita al individuo, el segundo renueva el cuerpo de la Iglesia.

Gordon D. Fee

Gordon Fee aborda el tema con mayor cautela teológica y rigor exegético. Para él, el bautismo con el Espíritu Santo ocurre en el momento de la conversión, cuando el creyente es unido a Cristo e incorporado al cuerpo de la Iglesia, conforme a la teología paulina. Fee rechaza la noción de una segunda obra normativa y universal, pero no descarta la realidad de experiencias profundas y transformadoras con el Espíritu. En este sentido, el derramamiento del Espíritu Santo se refiere a las múltiples experiencias de renovación, llenura y capacitación que acompañan la vida cristiana y la misión de la Iglesia. Fee reconoce que tales derramamientos pueden ser intensos, emocionales e incluso extraordinarios, pero insiste en que deben ser evaluados a la luz de la Escritura y de sus frutos espirituales. Para él, el Espíritu no es un marcador de estatus espiritual, sino la presencia constante que moldea a la comunidad cristiana a la imagen de Cristo.

William W. Menzies

William Menzies es uno de los principales formuladores de la hermenéutica pentecostal clásica y defiende con claridad que el bautismo con el Espíritu Santo es una experiencia posterior a la conversión, funcionalmente orientada al empoderamiento misionero. Para Menzies, el libro de los Hechos no es solo un registro histórico, sino un modelo normativo de la acción del Espíritu en la Iglesia. El derramamiento del Espíritu Santo, por su parte, es entendido como la actualización continua del Pentecostés, cuando Dios visita comunidades enteras con poder renovado, despertando dones, avivando la fe e impulsando la evangelización. Menzies ve estos derramamientos como momentos críticos en la historia de la Iglesia, responsables de grandes movimientos misioneros y de la expansión del cristianismo. En su teología, bautismo y derramamiento son inseparables de la vocación de la Iglesia de testificar “hasta los confines de la tierra”.


REFORMADOS


Juan Calvino

Juan Calvino comprende el bautismo con el Espíritu Santo como una realidad inseparable del nuevo nacimiento. Para él, el Espíritu es recibido plenamente en la conversión, siendo el agente de la fe, de la justificación y de la santificación. Calvino rechaza cualquier distinción que produzca una élite espiritual o una segunda experiencia obligatoria, insistiendo en que todos los creyentes participan igualmente del Espíritu. Sin embargo, reconoce que Dios concede medidas variadas de gracia a lo largo de la vida cristiana. El derramamiento del Espíritu Santo, en su teología, se manifiesta en los momentos en que Dios renueva a la Iglesia por medio de la iluminación de las Escrituras, de la predicación fiel y de reformas espirituales profundas. Estos derramamientos no son espectaculares por naturaleza, pero producen frutos duraderos de arrepentimiento, obediencia y renovación de la vida comunitaria, siempre bajo la soberanía absoluta de Dios.

Martín Lutero

Martín Lutero asocia la obra del Espíritu Santo de forma inseparable a la Palabra de Dios. Para él, el bautismo con el Espíritu no es una experiencia distinta de la fe, sino la propia acción del Espíritu que crea fe en el corazón humano por medio de la predicación del evangelio. El Espíritu actúa allí donde Cristo es anunciado correctamente, trayendo arrepentimiento, consuelo y confianza en la gracia. El derramamiento del Espíritu Santo, en Lutero, ocurre cuando Dios vivifica nuevamente a la Iglesia mediante el redescubrimiento del evangelio, liberándola del legalismo y de la superstición religiosa. Aunque Lutero no enfatiza experiencias carismáticas, reconoce que el Espíritu puede actuar poderosamente en la historia, renovando comunidades enteras y conduciendo a la Iglesia de regreso al centro del evangelio de la justificación por la fe.

Jonathan Edwards

Jonathan Edwards ofrece un enfoque profundamente espiritual y pastoral. Aunque no utiliza el lenguaje pentecostal de bautismo con el Espíritu Santo, reconoce la realidad de operaciones extraordinarias del Espíritu que transforman individuos y comunidades. Para Edwards, el derramamiento del Espíritu Santo es especialmente visible en los períodos de avivamiento, cuando hay una convicción profunda de pecado, un amor intenso por Cristo y una vida marcada por la santidad práctica. Advierte, sin embargo, que las experiencias espirituales deben ser discernidas con cuidado, pues no toda emoción intensa procede del Espíritu. El verdadero derramamiento se identifica por sus frutos duraderos: humildad, obediencia, amor al prójimo y perseverancia en la fe. Así, Edwards proporciona un puente entre la experiencia espiritual y el discernimiento teológico responsable.


PROTESTANTES ACTUALES


N. T. Wright

N. T. Wright comprende el bautismo con el Espíritu Santo dentro de la gran narrativa bíblica de la nueva creación. Para él, recibir el Espíritu significa ser incorporado al pueblo de la nueva alianza inaugurada por la resurrección de Cristo. El Espíritu es la señal de que el futuro escatológico ya ha comenzado a irrumpir en el presente. El derramamiento del Espíritu Santo, en esta perspectiva, capacita a la Iglesia para vivir como signo visible del Reino de Dios en el mundo, promoviendo justicia, reconciliación y fidelidad a Cristo. Wright rechaza tanto el racionalismo seco como el experiencialismo descontrolado, insistiendo en que el Espíritu actúa para formar comunidades que anticipen, aquí y ahora, la realidad del Reino que será plenamente consumado.

Alister McGrath

Alister McGrath aborda el tema con equilibrio histórico y pastoral. Entiende el bautismo con el Espíritu Santo como parte integrante de la conversión cristiana, cuando el creyente es unido a Cristo e introducido en la vida de la Iglesia. No obstante, McGrath reconoce que la tradición cristiana siempre ha hablado de derrames del Espíritu Santo como tiempos de renovación espiritual, fortalecimiento de la fe y revitalización misionera. Advierte sobre el peligro de absolutizar experiencias subjetivas, pero también critica una teología que margina la acción viva del Espíritu. Para McGrath, el Espíritu Santo actúa tanto en la experiencia personal como en la formación intelectual y moral de la fe cristiana, manteniendo viva a la Iglesia en medio de los desafíos culturales y espirituales de cada época.

John Piper

John Piper afirma con claridad que todo verdadero cristiano posee el Espíritu Santo desde la conversión, rechazando la idea de un bautismo posterior obligatorio. Sin embargo, anima firmemente a la búsqueda continua de llenuras y derramamientos renovados del Espíritu, que producen pasión por Dios, poder espiritual y valentía misionera. Piper valora experiencias intensas con el Espíritu, pero insiste en que su propósito central es la gloria de Dios, y no la exaltación de la experiencia en sí. El derramamiento del Espíritu, para él, se manifiesta cuando Dios despierta una alegría profunda en Cristo, quebranta el orgullo humano e impulsa a la Iglesia a vivir para la gloria divina en todas las áreas de la vida.


CATÓLICOS


San Agustín

San Agustín comprende el Bautismo con el Espíritu Santo como inseparable de la incorporación del cristiano en Cristo y en la Iglesia, especialmente por medio de los sacramentos del bautismo y de la fe. Para él, el Espíritu Santo es el don del amor de Dios, derramado en el corazón del creyente para producir caridad, unidad y perseverancia. Agustín no concibe el bautismo en el Espíritu como una experiencia posterior autónoma, pero reconoce que existen derrames del Espíritu a lo largo de la historia y de la vida cristiana, cuando Dios renueva a la Iglesia en tiempos de crisis, persecución o corrupción moral. Estos derramamientos se manifiestan menos por signos extraordinarios y más por frutos duraderos: arrepentimiento, humildad, restauración de la verdad y fortalecimiento de la comunión. Para Agustín, el Espíritu es el vínculo vivo entre Cristo y la Iglesia a lo largo de la historia.

Santo Tomás de Aquino

Santo Tomás de Aquino desarrolla una comprensión profundamente sistemática del Espíritu Santo. El bautismo con el Espíritu, para Tomás, ocurre en la infusión de la gracia santificante, cuando el creyente recibe al Espíritu como principio interior de vida nueva, fe, esperanza y caridad. No obstante, distingue claramente entre la habitación permanente del Espíritu y los derrames especiales de gracia, que pueden intensificar dones espirituales (gratiae gratis datae) para la edificación de la Iglesia. Estos derramamientos no son universales ni permanentes, sino concedidos según la voluntad soberana de Dios para fines específicos, como la enseñanza, la profecía o el liderazgo espiritual. Tomás ofrece así una clave teológica decisiva: el Espíritu actúa tanto de modo ordinario como extraordinario, siempre ordenado al bien común y jamás desconectado de la verdad, de la razón y del orden moral.

Karl Rahner

Karl Rahner interpreta el Bautismo con el Espíritu Santo a partir de su teología de la gracia como autocomunicación de Dios. Para él, todo cristiano verdaderamente abierto a la fe vive, aunque sea de modo implícito, una experiencia del Espíritu. El Espíritu Santo es quien posibilita la respuesta humana a la revelación divina. El derramamiento del Espíritu, en Rahner, ocurre cuando esa presencia se vuelve consciente, transformadora e históricamente eficaz, tanto en la vida personal como en la misión de la Iglesia. Ve estos derramamientos en momentos de renovación eclesial, apertura misionera y sensibilidad al sufrimiento humano. Rahner desplaza el foco de lo espectacular a la profundidad existencial, afirmando que la acción del Espíritu se manifiesta sobre todo en la fidelidad cotidiana, en el compromiso ético y en la apertura radical al misterio de Dios.


Consideraciones Generales

La comparación entre los doce teólogos muestra que el debate sobre el Bautismo con el Espíritu Santo y el Derramamiento del Espíritu Santo no gira en torno a la existencia de la acción del Espíritu, sino a cómo, cuándo y para qué se manifiesta esa acción.

Los pentecostales ven el bautismo como una experiencia posterior a la conversión, orientada al poder para la misión, y el derramamiento como renovación colectiva que reaviva a la Iglesia. Los reformadores clásicos afirman que el Espíritu es recibido plenamente en la conversión, pero reconocen períodos históricos de renovación espiritual. Jonathan Edwards aproxima estas visiones al validar los avivamientos, siempre que sean confirmados por frutos espirituales duraderos.

Entre los protestantes contemporáneos, N. T. Wright entiende al Espíritu como don de la nueva creación que forma comunidades del Reino; Alister McGrath destaca la continuidad de la acción del Espíritu en la historia de la Iglesia; y John Piper enfatiza la necesidad de llenuras constantes que conducen a la alegría en Dios y a la santidad práctica.

Por su parte, la tradición católica, en Agustín, Tomás de Aquino y Karl Rahner, refuerza la dimensión histórica, moral y existencial del Espíritu, distinguiendo su presencia permanente de los momentos especiales de renovación.

En síntesis, a pesar de las diferencias de lenguaje y énfasis, todas las corrientes convergen en un punto central: el Espíritu Santo es esencial para la vida, la misión y la fidelidad de la Iglesia. Sea en el bautismo inicial o en los derramamientos a lo largo de la historia, es el Espíritu quien regenera, renueva y conduce al pueblo de Dios hacia la plenitud del Reino.


SP-21/12/2025



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Las Tres Bestias del Apocalipsis

 


Apóstol Juan

João Cruzué

El Apocalipsis presenta tres figuras del mal en alianza —el Dragón, la Bestia que sube del mar y la Bestia que sube de la tierra (el falso profeta)— formando una parodia profana de la Trinidad. Estas figuras no son meros personajes aislados, sino expresiones articuladas del mal espiritual, político y religioso. La tradición cristiana ha leído estos textos de maneras distintas según el método teológico adoptado. A continuación se exponen, de manera continua y comparativa, las interpretaciones de Stanley M. Horton, John F. Walvoord, san Agustín y santo Tomás de Aquino, con cinco párrafos dedicados a cada Bestia.

El Dragón, en Apocalipsis 12, es comprendido por Stanley Horton como Satanás personal y real, la fuente espiritual de toda persecución y engaño. Para él, el texto no permite una lectura meramente simbólica: se trata del enemigo histórico de la Iglesia, derrotado judicialmente por la cruz, pero aún activo en el tiempo presente. Horton enfatiza que el Dragón actúa por medio de sistemas y poderes humanos, nunca de forma aislada.

John Walvoord interpreta al Dragón de manera igualmente literal, pero con un fuerte énfasis escatológico. Para él, Apocalipsis 12 describe acontecimientos objetivos ligados al fin de los tiempos, incluyendo la expulsión definitiva de Satanás de la esfera celestial y su furia concentrada contra Israel y los santos. El Dragón es un ser personal, inteligente y estratega, cuyo tiempo es corto y delimitado.

San Agustín ve al Dragón como la personificación del mal espiritual que atraviesa toda la historia. En su teología de las dos ciudades, el Dragón es el principio animador de la Ciudad de los Hombres en oposición a la Ciudad de Dios. No está restringido a un momento final, sino que actúa continuamente por medio de la soberbia, la violencia y la idolatría del poder.

Santo Tomás de Aquino, en continuidad con Agustín, entiende al Dragón como Satanás en cuanto intelecto caído, cuya acción se da primariamente en el plano moral y racional. Para Tomás, el Dragón no crea el mal, sino que lo parasita, desviando la voluntad humana de la ley natural y divina. Su actuación es real, pero siempre subordinada a la providencia de Dios.

Comparativamente, los cuatro coinciden en que el Dragón es Satanás personal; difieren, sin embargo, en cuanto al enfoque temporal. Horton y Walvoord enfatizan su actuación escatológica directa, mientras que Agustín y Tomás lo ven como un agente permanente de la historia humana. Aun así, todos afirman que su poder es limitado y ya condenado.

La Bestia que sube del mar (Apocalipsis 13:1–10) es interpretada por Stanley Horton como un sistema político anticristiano, inspirado por Satanás y manifestado en imperios y gobiernos opresores. Horton admite la posibilidad de un liderazgo personal final, pero insiste en que la Bestia ya opera históricamente siempre que el poder se absolutiza y persigue a los santos.

John Walvoord entiende esta Bestia como el Anticristo literal, un gobernante mundial futuro que ejercerá una autoridad global real. Para él, la conexión con Daniel 7 es directa e histórica, apuntando a un imperio final concreto. A diferencia de Horton, Walvoord se concentra en la figura personal que encabeza el sistema.

San Agustín rechaza la identificación primaria de la Bestia con un individuo específico. Para él, la Bestia del mar es la Civitas Terrena en su expresión máxima, el poder político que se rebela contra Dios y exige obediencia absoluta. La Roma pagana fue una figura histórica de la Bestia, pero no su realización final.

Santo Tomás de Aquino armoniza estas lecturas al afirmar que la Bestia representa el cuerpo moral del poder injusto. Admite la posibilidad de un líder final anticristiano, pero sostiene que la esencia de la Bestia está en la perversión de la finalidad de la autoridad, cuando el gobierno deja de servir al bien común y se vuelve tiránico.

En el comparativo, se percibe que Horton y Agustín privilegian la dimensión sistémica e histórica, Walvoord enfatiza la manifestación personal futura, y Tomás actúa como síntesis, integrando individuo y estructura bajo un criterio moral. Todos, sin embargo, coinciden en que la Bestia del mar representa el poder político hostil a Dios.

La Bestia que sube de la tierra, el Falso Profeta (Apocalipsis 13:11–18), es vista por Stanley Horton como un poder religioso engañador, que legitima a la primera Bestia por medio de señales y falsa espiritualidad. Horton advierte que esta Bestia se parece a un cordero, pero habla como dragón, simbolizando a líderes religiosos que mantienen apariencia de piedad mientras traicionan la verdad.

John Walvoord interpreta al Falso Profeta como un líder religioso literal y futuro, aliado directo del Anticristo. Para él, se trata de una figura histórica concreta que promoverá la adoración de la primera Bestia e impondrá la marca con consecuencias económicas reales, aunque implique una decisión consciente de lealtad.

San Agustín entiende esta Bestia como la corrupción de la religión, cuando el culto deja de señalar a Dios y pasa a servir al poder humano. La marca de la Bestia, para él, no es física, sino espiritual: está en la mente y en las obras de aquellos que se adhieren a los valores de la Ciudad de los Hombres.

Santo Tomás de Aquino sigue a Agustín al interpretar la marca como adhesión intelectual y práctica al error. Para Tomás, el Falso Profeta representa el mal uso de la razón y de la fe, cuando la religión se aparta de la verdad y se convierte en instrumento de dominación moral y social.

Comparativamente, Horton y Agustín enfatizan el engaño religioso presente, Walvoord destaca la figura futura literal, y Tomás ofrece la lectura ética que integra ambas. Los cuatro coinciden en que el mayor peligro de esta Bestia no es la violencia, sino el engaño espiritual disfrazado de piedad.

El análisis conjunto revela que, a pesar de las diferencias metodológicas, los cuatro teólogos convergen en puntos esenciales: las tres Bestias representan un mal organizado, articulado y temporal, siempre subordinado a la soberanía de Dios. Horton llama a la Iglesia al discernimiento espiritual, Walvoord a la vigilancia escatológica, Agustín a la lectura ética de la historia y Tomás al orden moral de la razón iluminada por la fe. En todos ellos, el mensaje final del Apocalipsis permanece el mismo: el Dragón, las Bestias y todo poder anticristiano serán derrotados, y el Cordero reina para siempre.

domingo, 14 de diciembre de 2025

Meditación en Oseas 6:3


Profeta Oséias

Por João Cruzué

Oseas fue el profeta del Antiguo Testamento que registró esta triste constatación de Dios: Mi pueblo fue destruido porque le faltó conocimiento. Al rechazar el conocimiento [de la voluntad de JEHOVÁ], Israel también fue rechazado por Dios. Al olvidarse de la LEY del SEÑOR, el SEÑOR DIOS también se olvidó de su pueblo (Oseas 4:6). Como solución, el profeta dio este consejo: Venid y volvamos al SEÑOR, porque él arrebató, y nos sanará; hirió, y nos vendará. Nos dará vida después de dos días; al tercer día nos resucitará, y viviremos delante de él (Oseas 6:1-2).

Después de esta breve introducción, la propuesta de esta meditación es la siguiente: en tiempos de tanta disponibilidad y facilidad para adquirir conocimiento, nunca tantos creyentes han conocido tan poco la voluntad del SEÑOR. Esto, hoy, sería una paradoja.

El conocimiento de Dios no es teórico ni litúrgico. Se trata de un conocimiento relacional, existencial, vivido. Conocer al Señor implica andar con Él, someterse a su voluntad, aceptar el peso ético del pacto. El drama del texto es que Israel sabe decir las palabras correctas, pero no sostiene la práctica correspondiente. El versículo revela una teología correcta en la boca de un corazón inestable. Hay discurso de madurez, pero ausencia de perseverancia.

El apóstol Pedro también se preocupó por este asunto: Antes bien, creced en la gracia y en el conocimiento de nuestro Señor y Salvador Jesucristo… (2 Pedro 3:18). Pero fue Pablo quien escribió, en la Carta a los Efesios, esta palabra magnífica: No ceso de dar gracias a Dios por vosotros, acordándome de vosotros en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, os dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él (Efesios 1:16-17).

¿Qué necesitamos conocer acerca del SEÑOR Jesucristo? ¡Esta es la pregunta clave!

1. ¿Jesucristo es el Hijo del Padre de la Gloria?

Así dice la palabra del SEÑOR: Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, mas tenga vida eterna (Juan 3:16). La razón por la cual Jesucristo vino al mundo fue el gran amor de Dios, nuestro Padre Celestial, por la humanidad perdida.

Juan también registra que Dios envió a Jesús al pueblo judío, el pueblo que recibió la promesa de Dios, pero este pueblo lo rechazó. Y cuando ocurrió este rechazo, Dios usó el plan “B”. Todas las personas extranjeras (los no judíos — gentiles) que creyeran en JESUCRISTO y lo recibieran recibirían esta promesa: el poder de ser adoptadas y registradas en el Libro de la Vida como hijos de Dios, teniendo los mismos derechos de Cristo, el Hijo legítimo, en la herencia celestial.

2. ¿Por qué Dios envió a Jesucristo al mundo?

Conocer este asunto es de suma importancia para todo creyente. Dios envió a Jesucristo a este mundo para promover una reconciliación entre Dios, nuestro Padre Celestial, y cada persona. Esta reconciliación es necesaria a causa del pecado.

El primer hombre, Adán, pecó. El virus de este primer pecado (desobediencia) continúa transmitiéndose a cada ser humano que nace. El hombre posee, además del cuerpo, un alma y un espíritu. Para adquirir un cuerpo físico, nace de la unión entre un hombre y una mujer. Por otro lado, para tener vida espiritual, necesita nacer del Espíritu Santo. Sin Dios, el espíritu del hombre está muerto a causa del pecado.

El pecado es como un virus informático. Así como la máquina, por sí misma, no tiene la capacidad de producir un antivirus, Dios envió a Jesucristo al mundo para pagar por nuestros pecados. Cada persona que acepta a Jesús como su Salvador personal, recibiéndolo públicamente en su corazón, nace del Espíritu.

El acto de creer y aceptar a Jesús produce como efecto el perdón y la adopción de Dios (registro del nombre en el Libro de la Vida) y la regeneración del modo de vivir con la ayuda del Espíritu Santo. Cristo es la persona enviada por la gracia de Dios para promover nuestra liberación del reino de las tinieblas mediante el perdón de nuestros pecados.

3. ¿Dónde están formalmente escritos estos derechos?

En la Biblia Sagrada, el Libro que registra la palabra y revela la voluntad de Dios para todo aquel que quiera conocerla. En este punto, por negligencia o incluso por falta de interés, muchos están dentro de la Iglesia sin conocer la misión de Cristo y el gran amor de Dios, nuestro Padre Eterno.

Un cristiano que no se profundiza en el estudio de la Palabra de Dios queda sujeto al ataque de la duda, una de las armas más poderosas del diablo para llevar a las personas a desconfiar de Dios y dejar de indagar más de cerca acerca de la salvación.

La Biblia Sagrada es un manual que Dios planeó por su voluntad, inspirando a más de 40 autores a lo largo de más de 1500 años. En ella está contenida la palabra de Dios. Cuando el pecador acepta a Jesús como Salvador, se convierte en creyente. Cuando este creyente procura adquirir el conocimiento de la Palabra de Dios y se esfuerza en ello, pasa a conocer también a Cristo como SEÑOR de su voluntad.

4. ¿Tiene usted la certeza de su salvación?

Esta es una de las preguntas más inquietantes y que provoca una reacción silenciosa en la mayoría de los creyentes. Al fin y al cabo, ¿soy o no salvo en Cristo? Una de las razones por las cuales la conciencia de los creyentes puede parecerse a las olas del mar, que se repiten al romper en la playa, es precisamente esta duda. Ella es el resultado de la falta de estudio de la Palabra de Dios.

Es necesario CONOCER los versículos de la Palabra de Dios que garantizan nuestra salvación. Si no tenemos la certeza de que somos salvos, ni conocemos en detalle cómo funciona el Plan de Dios para la salvación de nuestras almas, nuestra vida cristiana será una vida mediocre, llena de muchas dudas y pocas bendiciones.

Esta certeza viene de guardar en el corazón los versículos de la Palabra de Dios que hablan sobre este asunto. Las bases de nuestra salvación deben estar fundamentadas de esta manera. Uno de los versículos es este: Que si confesares con tu boca al Señor Jesús y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, pero con la boca se confiesa para salvación (Romanos 10:9-10).

Una segunda evidencia puede obtenerse con la respuesta a esta pregunta: después de que usted aceptó a Jesús, ¿tiene placer en seguir viviendo en el pecado o desea abandonarlo?

5. ¿Dios tiene un plan individual y personal para cada creyente?

Con toda certeza. Para llegar al CONOCIMIENTO de este plan, es necesario aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Pero conocer este asunto y dar estos pasos no es suficiente.

En nuestros días, el patrón de comportamiento de las personas que viven a nuestro alrededor, la mayoría de las veces, no es un patrón que agrade a Dios. Por eso el apóstol Juan escribió en su primera carta: No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo (comportamientos y costumbres). Si alguno ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo (en la sociedad), los deseos de la carne, los deseos de los ojos y la soberbia de la vida, no provienen del Padre, sino del mundo (1 Juan 2:15-16).

Si alcanzamos el NUEVO NACIMIENTO (Evangelio de Juan, capítulo 3), nuestra naturaleza no busca las cosas mundanas, pues el Espíritu Santo habla a nuestro corazón para que agrademos a Dios, conociendo su voluntad y practicando aquello que Él aprueba. A esto se le llama santificación.

El creyente que dice estar salvo, cuyo corazón aún ama el pecado (prostitución, vicios, pornografía, deshonestidades, mentiras y similares), tiene el corazón todavía lejos de DIOS.

6. Si dejo de conocer la Palabra de Dios, ¿Él me dará el beneficio de la inocencia?

¡NO! Su voluntad puede ser revelada a nuestro corazón cuando demostramos un interés profundo por conocer su Palabra para ponerla en práctica. CONOCIMIENTO de la Palabra de Dios para vivir en la VOLUNTAD de Dios.

Cuando una pareja de jóvenes está de noviazgo, si realmente se gustan, procurarán conocer lo que le agrada a la persona amada y, para agradarla, intentarán hacer, por regla general, aquello que le gusta. De la misma manera, para demostrar amor a DIOS, es necesario conocer aquello que a Él le agrada, para hacer su voluntad.

7. ¿El conocimiento de Dios y de su voluntad es suficiente para mantener la salvación?

¡NO! La persona, para demostrar que es un verdadero cristiano, necesita unir el conocimiento con la práctica. El diablo tiene conocimiento de Dios y también conoce al 100% la Palabra del SEÑOR; sin embargo, es un ser perdido porque lo sabe todo, pero no practica nada bueno.

El testimonio es la prueba del carácter de un cristiano. Si dice que ama a Dios, entonces DEBE practicar las obras de un verdadero hijo de DIOS.

8. ¿Los pastores, obispos, apóstoles y papas ya están salvos por el conocimiento que poseen de Dios?

¡NO! Cuanto mayor es la responsabilidad ministerial, mayores son los planes del diablo para corromper y derribar al líder cristiano. Basta un acto de desobediencia sin un arrepentimiento y reconciliación con Dios para que aparezca la ceguera y la desnudez pase desapercibida.

Una cosa es pensar que se es santo, y otra muy distinta es andar por el camino de la santidad, aquel camino estrecho del que el propio Jesús dijo que pocos son los que caminan por él. Lo que sucede, la mayoría de las veces, es que el líder va perdiendo la presencia de Dios de una forma tan lenta e imperceptible que, a sus propios ojos, no lo percibe. Al final, cree que la corrupción es algo normal y que todos son corruptos o más corruptos que él.

Esta es la razón por la cual un líder religioso puede ver a toda su familia en el infierno. ¿De qué sirve ganar 7,5 mil millones de almas para Cristo si la propia familia, junto con él, está fuera del camino estrecho?

9. ¿Cuál es la responsabilidad de los pastores y copastores cuando se comprueba que el líder de la denominación es un hombre manifiestamente corrupto y desviado?

Esta es una pregunta que, a primera vista, parece difícil de responder. Su respuesta debe obtenerse escuchando la voz del Espíritu Santo. Y para oír la voz del Espíritu Santo, es necesaria la oración y el ayuno.

Dar apoyo a las artimañas de un liderazgo corrupto es también participar de sus malas obras. La cuestión muy delicada es: ¿Dios me sostendrá financieramente si tomo una posición de confrontación?

Y una buena respuesta es: ¿existe de su parte una búsqueda incesante por recibir esclarecimiento del Espíritu Santo? ¿Quién, al fin y al cabo, es su SEÑOR? ¿El Padre Celestial o un líder corrupto y contumaz?

Que Dios nos guarde y nos ayude contra la ignorancia, la negligencia, el desánimo, la indiferencia y la pérdida del amor.

La paz de Cristo.

sábado, 13 de diciembre de 2025

El Encuentro de Jesucristo con la Mujer Sirofenicia

 

Jesus y la Mujer Sirofenicia

João Cruzué

El encuentro de Jesús con la mujer sirofenicia revela uno de los momentos más enigmáticos y, al mismo tiempo, más bendecidos del Evangelio. Jesús se había retirado a la región de Tiro y Sidón —territorio gentil— en una especie de recogimiento. Allí, donde jamás se pensaría en una intervención divina, surge una mujer extranjera, descrita por Marcos como “griega, sirofenicia de origen”. A los ojos de los judíos, ella representaba todo lo despreciable. No tenía derecho a la promesa: etnia gentil, religión equivocada, territorio equivocado. Aun así, ella vino. Su petición no era para sí misma, sino para su hija endemoniada, revelando una fe que nace del dolor, pero también de la esperanza.

El primer silencio de Jesús, relatado por Mateo, no era rechazo, sino provocación pedagógica. Jesús, al decir que había venido “solo a las ovejas perdidas de la casa de Israel”, expuso un límite que la propia misión mesiánica superaría más adelante. La mujer, sin embargo, no retrocedió; y permaneció firme. Avanzó. Se postró. Adoró. Insistió. Y cuando Jesús utilizó la dura expresión —“No está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos”—, no la humilló, sino que reveló la tensión histórica entre judíos y gentiles. Su respuesta, entretanto, se convirtió en una de las declaraciones de fe más extraordinarias de las Escrituras: “Sí, Señor; pero aun los perrillos comen de las migajas que caen de la mesa de sus dueños”.

Allí, la barrera entre la promesa y el extranjero cayó por tierra.

La fe de la mujer sirofenicia no exigió privilegios; simplemente reconoció que una migaja de la gracia de Cristo es suficiente para alterar toda la realidad. Su confianza desarmó cualquier límite cultural, religioso o étnico. No disputó la primacía de Israel, sino que discernió que la misericordia de Dios es tan abundante que desborda mesas, templos y fronteras. Lo que pocos en Israel percibieron, ella lo vio: Jesús era, es y será suficiente. Mejor aún: Jesús es más que suficiente.

El milagro que siguió —la liberación inmediata de su hija— fue la firma divina sobre una fe que atravesó siglos de separación. El Reino de Dios avanzó, llegando primero precisamente a quien estaba más lejos. Este encuentro, por lo tanto, no es casual; anticipa la inclusión de los gentiles, confirma que la fe es la llave que abre puertas y demuestra que ningún límite humano puede aprisionar la misericordia divina. Cristo no cambió Su voluntad; reveló progresivamente su alcance.

La historia de la mujer sirofenicia todavía hoy nos desafía.

¿Cuántas veces aceptamos límites que Dios no puso? ¿Cuántas veces desistimos ante el primer silencio? La fe de esta mujer nos enseña a insistir, a permanecer, a adorar incluso cuando no entendemos, y a reconocer que, aun cuando todo parece cerrado, hay migajas del Reino cayendo —y en ellas hay poder suficiente para transformar vidas enteras—. Así como aquella mujer, somos invitados a cruzar barreras y a descubrir que la gracia de Cristo es mayor que cualquier rótulo, distancia o imposibilidad.

“Humillaos, pues,
bajo la poderosa mano de Dios,
para que Él,
a su debido tiempo, os exalte;”

(1 Pedro 5:6)

Cuando Falta Visión – Seis Casos de Miopía Estratégica

 

Visión

João Cruzué

1. Xerox, a través de su centro de investigación PARC (Palo Alto Research Center), desarrolló en la década de 1970 tecnologías revolucionarias como la interfaz gráfica con ventanas, el ratón, la metáfora del escritorio y la computación personal en red. En aquel momento, la alta dirección de Xerox, centrada en el negocio tradicional de las fotocopiadoras, consideró que tales innovaciones tenían poca relevancia comercial y no estructuró una estrategia agresiva de patentamiento ni de explotación de mercado.

Apple, liderada por Steve Jobs, tuvo acceso a esas tecnologías e incorporó la GUI en el Lisa y, posteriormente, en el Macintosh, redefiniendo la industria de las computadoras personales. Microsoft siguió el mismo camino con Windows, convirtiéndose en una de las empresas más valiosas del planeta. Xerox, aunque pionera, perdió la oportunidad de convertirse en un gigante de la computación personal, mientras que Apple y Microsoft construyeron imperios multimillonarios sobre conceptos que Xerox consideró periféricos.

2. Bell Labs, de AT&T, creó UNIX a finales de la década de 1960, un sistema operativo altamente robusto, modular y portátil. Por restricciones regulatorias y una visión estratégica limitada, AT&T licenció UNIX a precios simbólicos para universidades y centros de investigación, sin percibir su potencial comercial global y de largo plazo.

Décadas después, UNIX se convirtió en la base de innumerables sistemas operativos, incluidos Linux, BSD, Solaris y, de forma indirecta, macOS y Android. Empresas como Red Hat, IBM, Google y Apple construyeron modelos de negocio multimillonarios sobre esta arquitectura. AT&T, por su parte, no capitalizó el valor estratégico de UNIX y perdió protagonismo en uno de los pilares de la economía digital.

3. Kodak inventó la primera cámara digital funcional en 1975, desarrollada por uno de sus propios ingenieros. Sin embargo, la empresa optó por no explotar la tecnología, temiendo que canibalizara su altamente rentable mercado de películas fotográficas y revelado químico. La patente fue subutilizada y la innovación quedó archivada durante décadas.

Empresas como Sony, Canon, Nikon y, posteriormente, los fabricantes de smartphones, dominaron el mercado de la imagen digital, creando cadenas productivas multimillonarias. Kodak, atrapada en un modelo de negocio obsoleto, entró en colapso financiero y se declaró en quiebra en 2012. El caso se convirtió en uno de los ejemplos más clásicos de miopía estratégica y fallo de gobernanza de la innovación.

4. Nokia, líder absoluto en telefonía móvil a comienzos de los años 2000, poseía tecnologías avanzadas en movilidad, diseño de hardware y comunicación inalámbrica. Sin embargo, subestimó el valor estratégico del ecosistema de software, especialmente de los sistemas operativos modernos y las plataformas de aplicaciones, tratándolos como accesorios y no como el núcleo del negocio.

Con el ascenso de iOS (Apple) y Android (Google), ambos fuertemente protegidos por patentes e integrados en ecosistemas digitales, Nokia perdió rápidamente relevancia. Android, en particular, se convirtió en la base del mayor sistema operativo móvil del mundo, generando ingresos multimillonarios indirectos para Google. Nokia, a pesar de su base tecnológica, terminó vendiendo su división de teléfonos móviles y perdiendo protagonismo global.

5. IBM, al lanzar su computadora personal en 1981, decidió no proteger rígidamente la arquitectura del PC, adoptando componentes de terceros y permitiendo compatibilidad abierta. La empresa consideraba el PC un producto secundario frente a sus grandes sistemas corporativos y mainframes, sin anticipar la explosión del mercado de computadoras personales.

Esta decisión permitió que empresas como Microsoft (con MS-DOS y luego Windows) y fabricantes de clones como Compaq, Dell y HP dominaran el mercado. Microsoft, en especial, transformó el licenciamiento de software en uno de los modelos más lucrativos de la historia, alcanzando valoraciones de billones de dólares. IBM siguió siendo relevante en otros segmentos, pero renunció al mayor ciclo de riqueza jamás generado en la industria de la tecnología personal.

Así, estos cinco casos revelan un patrón recurrente: el error no fue técnico, sino estratégico. Las empresas pioneras poseían conocimiento, patentes y capital humano, pero fracasaron en comprender el valor futuro de la innovación y en alinear gobernanza, visión de largo plazo y modelo de negocio.

Ahora que has llegado hasta aquí, contextualizaré este asunto comercial con la dimensión espiritual. El error de estrategia que cometió condenó a su familia a una vida de perdedores. Tal vez esto pueda sucederte a ti en el futuro —lector—, frente a un asunto espiritual abstracto hoy que se volverá concreto mañana. ¿Has oído hablar del Reino de Dios? Pues bien, en el sexto y último error de estrategia comenzarás a entenderlo.

6. Esaú es un personaje bíblico. Fue protagonista del mayor clásico de miopía estratégica registrado en la Biblia Sagrada. Esaú era primogénito de su familia y, en aquel tiempo, como tal, poseía derechos espirituales, jurídicos y económicos: liderazgo familiar, herencia doble y participación directa en la línea de la promesa.

Sin embargo, movido por una necesidad inmediata y racional, vendió su primogenitura por un plato de comida porque tenía mucha hambre. Con esta actitud demostró que consideraba despreciable y sin valor un activo que tenía valor eterno. Las Escrituras destacan que él “despreció la primogenitura”, revelando no ignorancia, sino un desdén consciente por el futuro. Y ese futuro era una bendición espiritual que repercutiría en el mundo material.

Así, la forma en que entiendas hoy el Reino de Dios, ya sea como algo despreciable y una pura pérdida de tiempo o como algo de gran valor, pesará en la balanza de Dios que mide tu futuro.

El Nuevo Testamento bíblico interpreta este episodio como una advertencia severa: Esaú perdió algo irrecuperable y, aunque se arrepintió de lo que hizo, ya era demasiado tarde.

Para concluir, por hoy no definiré aquí qué es el Reino de Dios. Una investigación básica bastaría. Pero dejaré un apoyo: “El reino de los cielos es también semejante a un comerciante que busca buenas perlas; y habiendo hallado una perla de gran valor, vendió todo lo que tenía y la compró”.

El Reino de Dios es la mejor inversión para toda una vida. Un legado para las generaciones de tu familia.

SP – 13/12/2025